jueves, 17 de enero de 2019

LECTURA COMPLEMENTARIA El príncipe azul



El príncipe feliz
(Fragmento)




Una noche voló una golondrinita sin descanso hacia la ciudad. Seis semanas antes habían partido sus amigas para Egipto; pero ella se quedó atrás.
Estaba enamorada del más hermoso de los juncos. Lo encontró al comienzo de la primavera, cuando volaba sobre el río persiguiendo a una gran mariposa amarilla, y su talle esbelto la atrajo de tal modo, que se detuvo para hablarle.
-¿Quieres que te ame? -dijo la golondrina, que no se andaba nunca con rodeos.
Y el junco le hizo un profundo saludo.
Entonces la golondrina revoloteó a su alrededor rozando el agua con sus alas y trazando estelas de plata.
Era su manera de hacer la corte. Y así transcurrió todo el verano.
-Es un enamoramiento ridículo -gorjeaban las otras golondrinas-. Ese junco es un pobretón y tiene realmente demasiada familia.
Y, en efecto, el río estaba todo cubierto de juncos.
Cuando llegó el otoño, todas las golondrinas emprendieron el vuelo.
Una vez que se fueron sus amigas, la golondrina se sintió muy sola y empezó a cansarse de su amante.
-No sabe hablar -decía ella-. Y además temo que sea inconstante porque coquetea sin cesar con la brisa.
Y realmente, cuantas veces soplaba la brisa, el junco multiplicaba sus más graciosas reverencias.
-Veo que es muy casero -murmuraba la golondrina-.  A mí me gustan los viajes. Por lo tanto, al que me ame, le debe gustar viajar conmigo.
-¿Quieres seguirme? -preguntó por último la golondrina al junco.
Pero el junco movió la cabeza. Estaba demasiado atado a su hogar.
-¡Te has burlado de mí! -le gritó la golondrina-. Me marcho a las Pirámides. ¡Adiós!
Y la golondrina se fue.


Fragmento del cuento de “El príncipe feliz” de Oscar Wilde.
Recuperado el 7 de marzo de 2011, de http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/ing/wilde/principe.htm

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